Y allí estaba yo, sola en mi mundo con ganas de romper la burbuja que me envolvía y derramar sobre todos mis miedos, inseguridades y sueños. Poco a poco, día tras día fuimos conociéndonos, aprendiendo a distinguir las sutiles diferencias entre cada una, enriqueciéndonos de ideas extrañas y diferentes pero a la vez tan similares que terminamos viéndonos reflejadas en ellas.
Después de dos horas, quedas con ganas de más, quedas con la mente abierta y hambrienta, quedas con mil ideas y sin tiempo de compartirlas. Para eso estamos aquí, porque la tecnología nos lo permite y no es necesario que estemos en la misma habitación para compartir.
Si desean, pasen por aquí cada mes para ver que tenemos para ustedes... mil y una ideas.
Margarita Quiroga.
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